Detrás de las cámaras
Si hasta hace poco comprábamos el
periódico para ver «cómo
iba la prima de riesgo»,
parece que estos días la máxima sea «a
ver qué otro miembro de Nuevas Generaciones nos encontramos con la bandera
franquista». Y es que no hay un día en que no nos encontremos a alguien, bien
de Xàtiva, Gandia o Canals (¡vaya, todos valencianos!).
El
último caso conocido, y que más cerca nos toca, es el de la concejala de
juventud de Canals, quien posó unos años atrás con la zoológica bandera, saliendo
a la luz tiempo después en las redes sociales. Ante el primer escándalo, la
respuesta de la misma y del consistorio fue que «no sabía lo que hacía», sumándose a las declaraciones actuales del
presidente Alfonso Rus, tildándolas de «chiquilladas».
No
poco ha tardado la militancia, entonces y ahora, de las Nuevas Generaciones en
buscar fotos de jóvenes (y no tanto) de partidos de izquierdas con banderas
republicanas, puños en alto y, quién sabe, quizá vídeos entonando el Himno de
Riego. Una contra que hubiese podido ser lógica de no ser por la gran
diferencia entre un modelo de estado basado en la democracia, y otro basado en
el militarismo autoritario que derrocó al anterior mediante un golpe de estado
y una guerra.
Lecciones
de historia a un lado, se pone el grito en el cielo ante estas Nuevas
Generaciones que, como su nombre indica, algún día no muy lejano serán
mandatarios de uno de los principales partidos hoy en día, quién sabe si del
Gobierno. Y con razón. Ya decía Marx que la historia era cíclica, y las
muestras de afección de estos jóvenes por el fascismo y el nazismo solo pueden
significar o bien una ignorancia supina, o bien un real pensamiento
represivo-militar que, Dios (o quien sea) no lo quiera, nos hagan regresar al
franquismo puro y duro, con un caudillo quizá más alto, con teléfono móvil y
cuenta de twitter, pero igual de
tirano.
Pero
hay una parte de mayor relevancia que se está dejando de lado: detrás de la
cámara, detrás de la bandera, está quien hace las fotos, está quien cuelga los
susodichos paños de colores. Es de sobra conocido que los jóvenes suelen imitar
el modus operandi de sus mayores, y
no creo que ésta sea una excepción. Debe preocuparnos que los jóvenes sean
franquistas (aunque ninguno de ellos conociera el franquismo, fíjese), pero más
nos debe poner con el ojo avizor que sus mayores, quienes hoy en día realmente
están al cargo de ayuntamientos, diputaciones, comunidades y país, son quienes
les han colgado la bandera, quienes les fotografían, quienes les inculcan que
el franquismo fue bueno. Y, vistas las políticas «sesenteras» que se están haciendo a día de hoy, poco nos
puede costar imaginar que les estén allanando el camino para un neo-franquismo
2.0.
Que
no nos parezca ésta la típica noticia de relleno de todos los veranos, pues es
más seria de lo que podamos imaginar.
Andreu Lluch Orts
Secretario General PSPV-PSOE Canals.
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